27 Si este pueblo continúa subiendo para ofrecer sacrificios en la Casa
de Yahveh en Jerusalén, el corazón de este pueblo se volverá a su señor, a
Roboam, rey de Judá, y me matarán.»
28 Tomó consejo el rey, hizo dos becerros de oro, y dijo al
pueblo:
«Basta ya de subir a Jerusalén. Este es tu dios, Israel, el que te hizo subir de
la tierra de Egipto.»